LA ALDEA GLOBAL: UN LUGAR DE INCLUSIÓN O DE PRIVILEGIO
Marshall McLuhan,
sociólogo canadiense acuñó el término “aldea global” para referirse a los
cambios sociales, culturales, económicos, políticos, entre otros, que suceden a
nivel mundial a partir de la utilización de las tecnologías de la información y
la comunicación (TICs).
Considerando esta
definición, el artículo revisado plantea la discusión, por un lado, sobre el
privilegio que implica contar con accesibilidad a la tecnología y por otro, las
brechas de desigualdad, así como el impacto en la vida cotidiana al ser parte
de un mundo globalizado e interconectado.
Desde la perspectiva de
la aldea global, las personas poseen competencias para la productividad, además
de la capacidad económica y tecnológica de consumir y apropiarse de la vasta
cultura global. Un ciudadano de la aldea global es aquel que logra
transnacionalizar su condición cultural y humana, con el uso de las TICs. Sin
duda, el avance en las tecnologías de la información ha propiciado la
generación de espacios de interacción ente comunidades, acceso a bienes y
servicios e impulsado el reconocimiento de derechos.
La accesibilidad en las
comunicaciones ha permitido a las personas una conexión mundial en tiempo real,
ha favorecido el comercio y transporte, ha posicionado el inglés como idioma
universal y ha posibilitado la expansión de los fenómenos migratorios. No
obstante, también ha permitido observar un rezago importante con relación al
acceso y aprovechamiento de las tecnologías para la consecución de objetivos
económicos, sociales, culturales o políticos, convirtiéndose en una forma de
exclusión social, por ejemplo, de pueblos indígenas o de comunidades en
condiciones de vulnerabilidad.
Todos estos factores han
hecho que vivir en una aldea global tenga impactos distintos, es decir, no con
los mismos beneficios o perjuicios. Por ejemplo, un efecto positivo sería el crecimiento
económico, pero no la desigualdad en el reparto de la riqueza de los países.
Otro ejemplo es su influencia en los cambios en la vida cotidiana; la
utilización de telefonía móvil e internet ha implicado el empleo de redes
sociales que rompen barreras geográficas y permiten una proximidad virtual,
pero al mismo tiempo limitan el contacto físico. Lo anterior, también impacta
en la construcción de una identidad personal, adquiriendo mayor relevancia la
identidad virtual que la real, en términos de autoestima y aceptación social.
Tomando en cuenta las
consecuencias que ha generado el avance tecnológico y la globalización, se
realiza una clasificación generacional describiendo las principales
características de las personas que nacieron en cierto periodo y a las cuales
se les atribuye una serie de comportamientos, actitudes y una cosmovisión
particular. A continuación se describen:
-
Baby
boomers, (1945 -1964). Nacimiento posterior a la Segunda Guerra Mundial lo cual
implicó un momento histórico donde aumentó la tasa de natalidad. Generalmente
suelen ser personas que se centran en el trabajo y en ser productivas. En esta
generación se observa la incorporación de las mujeres al ámbito laboral y por
ende cambios en la familia tradicional.
-
Generación
X, (1965 – 1981). Viven su infancia en la era analógica y su adultez en la era
digital. Se describe como la generación de la transición.
-
Generación
Millenial, (1982 – 1994). Son personas multitareas que ya no conciben la
realidad sin la tecnología, apuestan por el emprendimiento y priorizan su
calidad de vida.
-
Generación
Z, (1995 a la actualidad). Son nativos digitales, poseen alta propensión al
consumo, ven a la tecnología como elemento fundamental y su medio de
socialización elemental son los entornos virtuales y redes sociales.
Es importante destacar
tres elementos importantes de la globalización, en primer lugar la
mundialización de los flujos financieros, es decir, las transacciones
comerciales y económicas en el mundo, no se dan con dinero real sino con datos
numéricos; en segundo lugar, la internacionalización de la información, donde
se traspasan fronteras pues dicha información se conoce de manera inmediata y
por último la extensión geográfica, que ha posibilitado que el capitalismo
permeé incluso en países comunistas.
Cabe mencionar que, desde
esta visión, surge un elemento relevante, que resulta clave al fungir como
articulador y organizador del sistema capitalista y es el de red, pues las
redes de comunicación, económicas, sociales, etc., permiten que el mundo se
acorte y se haga más accesible.
Según McLuhan, uno de los
mayores impactos de la la globalización ha sido la pérdida de la capacidad de
interrelación entre las personas como consecuencia del uso de la tecnología,
por lo que sostenía que el avance y desarrollo humano era negativo. Coincido
con las ideas plasmadas por los autores donde sostienen que las sociedades
buscan su crecimiento y desarrollo y donde el desarrollo humano se vuelve un
indicador a considerar.
Sin embargo, dicho
desarrollo debe reflejarse en el bienestar de cada persona, es decir, el desarrollo de un país
se encuentra en cada uno de sus habitantes y en las posibilidades que tengan
para vivir una vida en la que puedan ejercer su libertad y realizar a plenitud
su potencial como seres humanos.
A la luz de las ideas
anteriores, pareciera que la globalización es un fenómeno negativo e inevitable,
pero ello no significa que sea incontrolable o cambiable. Pienso que si bien,
hoy en día la vulnerabilidad resulta inevitable, es necesario generar políticas
públicas a mediano plazo, con el compromiso de la comunidad global para que las
desigualdades se reduzcan y se puedan obtener mejores resultados para el
desarrollo humano.
Referencias:
Cortez,
P., Orrala, L., González, M y Guarnizo, J. (2022). La aldea global: un lugar de
inclusión o de privilegio. Reciamuc, 6(2), 29-38.
Pabón, D. (23 de octubre de 2015). Globalización y Fronteras culturales [Video]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=Wzp-6HST_NQ
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